El artículo nos habla sobre los diferentes fenómenos
fundamentales de la educación de nuestro tiempo, invitándonos a la reflexión y
a la ampliación de nuestra posibilidad de vivir en el bienestar individual y
social como seres naturalmente éticos y autónomos, capaces de asumir la
responsabilidad de ser conscientes del mundo que producimos con nuestro propio
vivir.
Estamos conscientes de que vivimos y convivimos en
comunidades como la familia, la escuela, las organizaciones, la sociedad y el
mundo natural, y de que en cada una de ellas nuestras acciones tienen un
sentido u otro dependiendo desde qué emoción o deseo sean suscitadas.
La finalidad del trabajo es posibilitar que docente
y estudiantes vivan y convivan en el bienestar que surge del moverse en una
“autonomía reflexiva y de acción” que los hace naturalmente responsables,
libres y éticos y, al mismo tiempo, les permita abrir espacios de convivencia y
generar a través de la realización y conservación de tales espacios, un
encuentro humano en que uno mismo, el otro, la otra o lo otro resultan
legítimos “otros” en convivencia con uno, ampliando los espacios de plasticidad
conductual y de transformación congruente con el mundo que la comunidad
educativa trae a la mano en su vivir y convivir.
El artículo nos haba del papel de la escuela desde
varios puntos de vista.
En primer lugar, la escuela como comunidad
educativa, se nos habla de que la comunidad surge a partir de las acciones que
las personas realizan en todo momento, en la conservación de las relaciones
entre ellas. Centrar el enfoque en la comunidad de personas que generan una
comunidad educativa permite que pueda ser vivencial lo que muchos colegios
conciben como “proyectos educativos”.
También se nos habla de la escuela como centro
social ya que no hay escuela o colegio que se encuentre desconectado de ningún
proceso social y menos aún de otras organizaciones. El colegio pasaría a
constituirse, además de un espacio educativo como hemos dicho anteriormente, en
un centro social donde se pueden llevar a cabo conversaciones abiertas, de
contenidos ciudadanos, conversando todo lo público, integrando siempre a los
niños y jóvenes, siendo esta, para ellos, la ocasión de múltiples aprendizajes
que se dan en el vivir comunitario, creando condiciones espontáneas para
generar una conciencia social.
Por último se nos habla también de la escuela como
una comunidad científica
También el artículo nos habla de un espacio de
acción ética que surge como una consecuencia espontánea del moverse en la
reflexividad, donde todo actuar está determinado por los propios deseos, ya que
no hay ninguna otra condición externa que incida, a pesar de que en el vivir
corriente esto sea utilizado como un argumento para excusarse.
El artículo nos muestra los perfiles post
posmodernos del educador, del estudiante, de la familia y de la sociedad.
-
Perfil estudiante post posmoderno: Se
trata de que los niños vivan un espacio experiencial de transformación
reflexiva en la convivencia, que empieza en el útero, en el cual se van
transformando de modo que ese espacio genere las posibilidades de autonomía en
la interacción hasta su adultez, como seres respetadores de sí mismo y de los
otros, colaboradores, autónomos y responsables.
-
Perfil de la familia post posmoderna:
Que los niños aprendan los quehaceres fundamentales de su vida adulta a través
de la convivencia y viviendo en el mutuo respeto en todas las partes, pero
primariamente, durante la infancia, en la casa, en la escuela y en la calle.
-
Perfil de la sociedad post
posmoderna: La tarea central de la
educación y de la sociedad es que este tránsito hacia la vida adulta se
produzca en la configuración de un mundo grato para el niño, en el cual se
pueda colaborar y aprender sin temor a desaparecer en la colaboración y sin
tener vergüenza por no saber
Como conclusión,
podemos ver que esta propuesta de trabajo se lleva a cabo desde un sustrato
epistemológico unitario que elude de manera consciente toda tentación dualista,
ampliando el entendimiento de nuestra constitución como seres vivos y como
seres humanos, invitándonos a la reflexión y a la ampliación de nuestras
posibilidad de vivir en el bienestar individual y social como seres
naturalmente éticos y autónomos, capaces de asumir la responsabilidad de ser
conscientes del mundo que producimos con nuestro propio vivir.
Dávila
Yáñez X. Maturana Romesín H. Hacia una era post posmoderna en las comunidades
educativas. Revista Iberoamericana de Educación. Nº49 (2009).
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