Debemos de entender el proceso de desarrollo (formación progresiva de las funciones
propiamente humanas como el lenguaje, el razonamiento, la memoria, la atención
o la estima) desde una perspectiva constructivista repercute en nuestra
intervención y planificación como maestros y maestras en el proceso de
aprendizaje (mediante ellos incorporamos nuevos conocimientos, valore y
habilidades que son propios de la cultura y la sociedad en que vivimos) del
alumnado.
Podemos considerar que esta etapa de Educación
Infantil tiene entidad propia; conviene no caer en la trampa de dejarnos llevar
por las exigencias que pueden manifestarse desde las etapas posteriores de la
enseñanza.
Es esencial saber qué queremos enseñar y porqué. A
partir de aquí encontraremos las diversas maneras de alcanzar nuestro objetivo. La reflexión sobre qué
queremos que aprendan los pequeños durante la etapa es un elemento fundamental
para proporcionarle coherencia. Aprendemos
a través de la relación que establecemos con los objetos y las personas.
Es fundamental proporcionar experiencias variadas a los niños y ayudarles a
establecer relaciones entre todo lo que experimentan. Todo cuanto queremos que
aprendan desde el nacimiento hasta la los seis años puede considerarse contenidos de aprendizaje de esta
etapa. Es importante identificar las particularidades
de cada ciclo ya que esto nos ayudará a determinar los objetivos propios
que queremos alcanzar en cada uno de ellos. Es obvio que hay diferencias entre
lo que necesitan los bebés de un año y lo que necesitan los de cuatro; la
identificación de estas necesidades distintas nos ayuda a pensar en el
currículum propio de cada una de las edades y de los dos ciclos.
La Educación Infantil constituye la etapa educativa
con identidad propia que comprende a niños/as desde el nacimiento hasta los 6
años de edad, distribuidos en dos ciclos de educación infantil: el primero
comprende desde los cero a los tres años de edad, y el segundo ciclo desde los
tres hasta los seis años.
La Educación Infantil tiene carácter voluntario y su
finalidad es la de contribuir al desarrollo físico, afectivo, intelectual y
social de los niños/as. Además tiene los principios generales de
transversalidad, integración y globalidad.
Del mismo modo que en otras etapas educativas, el
objetivo de la educación no es exclusivamente el rendimiento de los niños; en
la educación infantil, las propuestas didácticas, las intervenciones del
profesorado y todo cuando constituye la práctica educativa es igualmente
susceptible de evaluación. La evaluación está al servicio de una enseñanza capaz de
dar respuesta a las necesidades de los diversos alumnos que constituyen un
grupo. La función básica de la evaluación en esta etapa consiste en
proporcionar información que permita regular la enseñanza, ajustarla y
adecuarla a los diferentes usuarios a los que va dirigida.
Del mismo modo que hay que cuidar la evaluación, las
situaciones, los instrumentos etc, también hay que cuidar los medios y las
formas a través de las cuales comunicamos la información procedente de la
evaluación a los diferentes destinatarios posibles. Conviene reflexionar sobre
cómo la utilizarán y cómo podemos ayudarles a utilizarla en beneficio del niño.
En cuanto a los niveles de concreción curricular
encontramos:
-
Primer nivel: Enseñanzas mínimas
(Gobierno del Estado)
-
Segundo nivel: Decreto de Currículo
(Comunidades Autónomas)
-
Tercer nivel: Programaciones didácticas
(Equipo docente del centro educativo)
-
Cuarto nivel: Programación de aula
(Maestro)
Por último, podemos ver la importancia del trabajo
cooperativo. El trabajo en equipo no es opcional; es un requisito para una
enseñanza coherente, basada en principios compartidos que eviten lagunas y
repeticiones innecesarias. Es un requisito para una enseñanza de calidad.
La elaboración de un proyecto de centro es una
herramienta crucial para progresar en una propuesta educativa de calidad, ya
que exige el trabajo en equipo en torno a cuestiones fundamentales; ¿qué
enseñamos y por qué?, ¿cuándo y cómo lo hacemos?, ¿cómo evaluamos que nuestros
esfuerzos tengan éxito?
Elaborar un proyecto de centro es un proceso y un
hito. No se hace para guardarlo en un cajón, sino para llevarlo a la práctica
y, posteriormente, a partir de las actuaciones e intervenciones realizadas,
modificarlo y enriquecerlo constantemente.
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