El artículo comienza desarrollando el concepto de
juego, para ello utiliza la definición de la RAE: 2” ejercicio recreativo
sometido a reglas en el cual se gana o se pierde”.
El juego ha existido a la largo de la historia de la
humanidad. Autores tan importantes como Platón, Aristóteles, el retórico
hispanorromano M.F. Quintiliano hasta el rey de Castilla Alfonso X el Sabio o
el gran pensador J.J. Rousseau nos hablan de la importancia del juego como
forma útil y agradable en el sistema educativo y en el desarrollo del niño. A medida
que transcurrían los años, las actividades lúdicas se vuelven más complejas y
elaboradas, los campos de acción se amplían y también las experiencias a escala
personal y grupal.
En el siglo XXI, continúa la preocupación existente
sobre el estudio de las actividades lúdicas y, además, se han ampliado las
perspectivas teóricas de las investigaciones y algunos estudiosos se han
orientado por la búsqueda de una conexión entre juego y desarrollo humano a fin
de concienciar a todos los agentes implicados en la educación sobre la
importancia del juego en la etapa infantil y de su influencia en el desarrollo
integral del niño.
El artículo también nos habla de las características
del juego desde diferentes puntos de vista de varios autores, destacando las
siguientes:
-
El juego es una actividad que sólo cabe
definir desde el propio organismo inmerso en ella.
-
El juego produce placer
-
La organización específica de las
conductas lúdicas
-
Predominio de los medios sobre los fines
-
El juego es libre, espontáneo, no
condicionado por refuerzos o acontecimientos externos
En los juegos de los niños, la intervención de los
adultos debe consistir en facilitar las condiciones que lo permiten en estar a
disposición del niño, no en dirigir ni imponer el juego.
Prestando atención a la clasificación que podemos
hacer de los juegos, nos centraremos en la utilizada por Piaget, J. (1945). Desde
una perspectiva pedagógica del juego, propone otra clasificación basada en que
no todos los juegos se manifiestan en los mismos momentos de la vida ni tienen
la misma influencia sobre las estructuras psíquicas.
Piaget establece tres principios estructurales que
serán la base de clasificación de los juegos: el ejercicio, el símbolo y la
regla. Estos tres principios se corresponden con los tres tipos de juegos que
propone:
1. Juegos
sensorio-motores y juegos de interacción social (acción): son los primeros
juegos que van apareciendo en el niño con el progresivo control que logra de su
propio cuerpo (agarrar, chupar, golpear etc).
2. Juegos
de ficción, de representación o simbólicos (imaginación-fantasía): empiezan
cuando los niños pueden representar aquello que no está presente. El niño se
relaciona con la realidad de manera que transforma el mundo exterior según sus
propios deseos, lo que le pone en condiciones de comprender y tener un cierto
dominio de la realidad.
3. Juegos
de reglas (organización): su inicio depende, en buena medida, del medio en el
que se mueve el niño y de los modelos que tenga a su disposición. La presencia
de hermanos mayores y la asistencia a aulas de preescolar facilitan la
sensibilización del niño a este tipo de juegos.
A principios del siglo XIX, aparecen las primeras
propuestas teóricas basadas en observaciones empíricas sobre el juego. Es a
partir del siglo XX cuando empiezan las nuevas teorías sobre el juego
principalmente en función de las nuevas corrientes psicológicas y existe una
gran preocupación por tratar de encontrar el sentido del juego en el ser
humano.
Las
teorías psicoafectivas de Freud, S. (1920), interpretan el
juego como una expresión del instinto de placer que domina la actividad lúdica
del niño.
El origen del juego en esta teoría, está en la
primera relación del niño con la persona que le cuida y mediante el juego
categoriza a las personas en buenas o malas según jueguen o no con él, acercándose
a las primeras porque le proporcionan seguridad. Con la actividad lúdica, el
niño desarrolla la capacidad de utilizar objetos y relacionarse con personas,
con la libertad de poder comunicar sentimientos y deseos.
Las
teorías cognitivas consideran que el juego refleja las
variaciones que tienen lugar en las estructuras cognitivas del sujeto,
influyendo en la evolución de las mismas. Mediante el juego el niño puede
relacionarse con realidades cuya complejidad le desbordaría en otro tipo de
relación. El juego sigue las etapas de desarrollo y así, en el período
pre-operacional, el niño juega de manera individual con juegos centrados en sus
propios intereses y apoyando su propia actividad, sin buscar la intervención de
otros compañeros. Posteriormente, los juegos son colectivos y se apoyan en
conocimientos compartidos por todos los niños.
Las teorías cognitivas más importante son las de Piaget, J. (1945), que distingue dos niveles
de juego (una explicación general del mismo y una distinción de cada una de sus
clases), y la de Vygotsky, L. S. (1979),
que fundamenta la importancia del juego en la capacidad que tiene de crear
zonas de desarrollo próximo.
Como conclusión podemos decir que el juego para el
niño es muy importante. A través de él experimenta, aprende, comprende la
realidad que le rodea, libera tensiones, desarrolla su imaginación, su ingenio,
ayuda a resolver conflictos y entender su entorno. Realmente es una herramienta
indispensable para su desarrollo, tanto físico, cognitivo, psicológico y
social.
Un niño quiere jugar a todas horas, no se cansa
nunca, es su manera de ir adaptándose a la sociedad y hacerse un hueco en ella.
Muchos médicos, afirman incluso que el juego es la base principal para saber si
todo va bien; un niño que no juega es un niño al que le pasa algo.
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