jueves, 9 de mayo de 2013

LA INFLUENCIA DEL JUEGO PARA POTENCIAR EL DESARROLLO INFANTIL EN EL ÁMBITO EDUCATIVO


El artículo comienza desarrollando el concepto de juego, para ello utiliza la definición de la RAE: 2” ejercicio recreativo sometido a reglas en el cual se gana o se pierde”.
El juego ha existido a la largo de la historia de la humanidad. Autores tan importantes como Platón, Aristóteles, el retórico hispanorromano M.F. Quintiliano hasta el rey de Castilla Alfonso X el Sabio o el gran pensador J.J. Rousseau nos hablan de la importancia del juego como forma útil y agradable en el sistema educativo y en el desarrollo del niño. A medida que transcurrían los años, las actividades lúdicas se vuelven más complejas y elaboradas, los campos de acción se amplían y también las experiencias a escala personal y grupal.
En el siglo XXI, continúa la preocupación existente sobre el estudio de las actividades lúdicas y, además, se han ampliado las perspectivas teóricas de las investigaciones y algunos estudiosos se han orientado por la búsqueda de una conexión entre juego y desarrollo humano a fin de concienciar a todos los agentes implicados en la educación sobre la importancia del juego en la etapa infantil y de su influencia en el desarrollo integral del niño.

El artículo también nos habla de las características del juego desde diferentes puntos de vista de varios autores, destacando las siguientes:

-          El juego es una actividad que sólo cabe definir desde el propio organismo inmerso en ella.
-          El juego produce placer
-          La organización específica de las conductas lúdicas
-          Predominio de los medios sobre los fines
-          El juego es libre, espontáneo, no condicionado por refuerzos o acontecimientos externos

En los juegos de los niños, la intervención de los adultos debe consistir en facilitar las condiciones que lo permiten en estar a disposición del niño, no en dirigir ni imponer el juego.
Prestando atención a la clasificación que podemos hacer de los juegos, nos centraremos en la utilizada por Piaget, J. (1945). Desde una perspectiva pedagógica del juego, propone otra clasificación basada en que no todos los juegos se manifiestan en los mismos momentos de la vida ni tienen la misma influencia sobre las estructuras psíquicas.
Piaget establece tres principios estructurales que serán la base de clasificación de los juegos: el ejercicio, el símbolo y la regla. Estos tres principios se corresponden con los tres tipos de juegos que propone:

1.      Juegos sensorio-motores y juegos de interacción social (acción): son los primeros juegos que van apareciendo en el niño con el progresivo control que logra de su propio cuerpo (agarrar, chupar, golpear etc).

2.      Juegos de ficción, de representación o simbólicos (imaginación-fantasía): empiezan cuando los niños pueden representar aquello que no está presente. El niño se relaciona con la realidad de manera que transforma el mundo exterior según sus propios deseos, lo que le pone en condiciones de comprender y tener un cierto dominio de la realidad.

3.      Juegos de reglas (organización): su inicio depende, en buena medida, del medio en el que se mueve el niño y de los modelos que tenga a su disposición. La presencia de hermanos mayores y la asistencia a aulas de preescolar facilitan la sensibilización del niño a este tipo de juegos.

A principios del siglo XIX, aparecen las primeras propuestas teóricas basadas en observaciones empíricas sobre el juego. Es a partir del siglo XX cuando empiezan las nuevas teorías sobre el juego principalmente en función de las nuevas corrientes psicológicas y existe una gran preocupación por tratar de encontrar el sentido del juego en el ser humano.

Las teorías psicoafectivas de Freud, S. (1920), interpretan el juego como una expresión del instinto de placer que domina la actividad lúdica del niño.
El origen del juego en esta teoría, está en la primera relación del niño con la persona que le cuida y mediante el juego categoriza a las personas en buenas o malas según jueguen o no con él, acercándose a las primeras porque le proporcionan seguridad. Con la actividad lúdica, el niño desarrolla la capacidad de utilizar objetos y relacionarse con personas, con la libertad de poder comunicar sentimientos y deseos.

Las teorías cognitivas consideran que el juego refleja las variaciones que tienen lugar en las estructuras cognitivas del sujeto, influyendo en la evolución de las mismas. Mediante el juego el niño puede relacionarse con realidades cuya complejidad le desbordaría en otro tipo de relación. El juego sigue las etapas de desarrollo y así, en el período pre-operacional, el niño juega de manera individual con juegos centrados en sus propios intereses y apoyando su propia actividad, sin buscar la intervención de otros compañeros. Posteriormente, los juegos son colectivos y se apoyan en conocimientos compartidos por todos los niños.
Las teorías cognitivas más importante son las de Piaget, J. (1945), que distingue dos niveles de juego (una explicación general del mismo y una distinción de cada una de sus clases), y la de Vygotsky, L. S. (1979), que fundamenta la importancia del juego en la capacidad que tiene de crear zonas de desarrollo próximo.

Como conclusión podemos decir que el juego para el niño es muy importante. A través de él experimenta, aprende, comprende la realidad que le rodea, libera tensiones, desarrolla su imaginación, su ingenio, ayuda a resolver conflictos y entender su entorno. Realmente es una herramienta indispensable para su desarrollo, tanto físico, cognitivo, psicológico y social.
Un niño quiere jugar a todas horas, no se cansa nunca, es su manera de ir adaptándose a la sociedad y hacerse un hueco en ella. Muchos médicos, afirman incluso que el juego es la base principal para saber si todo va bien; un niño que no juega es un niño al que le pasa algo.


 Cabrelles Sagredo, Mª Soledad. “La influencia del juego para potenciar el desarrollo infantil en el ámbito educativo (I)”

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